Las odies o las ames, las cámaras de seguridad están en todos lados, y dado el mundo en el cual vivimos no parece que tengan intenciones de irse. En lugar de eso, crecerán en número y seguirán mejorando aprovechando los últimos avances de la tecnología. Esto es bueno porque los ladrones tendrán menos oportunidades de llevar a cabo sus actos delictivos, y a su vez para algunas personas es malo porque pueden llegar a pensar que están siendo espiadas, grabadas y demás. De cualquier forma, no estamos aquí para hablar sobre eso, sino sobre otra cosa.
Una de
las mayores limitaciones de las cámaras modernas son sus lentes. La gran
mayoría de las cámaras tienen un campo de visión limitado que puede dejar
muchos espacios libres, y el más obvio es directamente debajo de la cámara por
supuesto. Para un fotógrafo, hacer una toma de un gran edificio y que salga
completo puede volverse un poco difícil, por más que cuenten incluso con una
cámara y un lente de gama alta.
¿Solución?
Un nuevo tipo de lentes inspirados en los ojos de los insectos. De seguro nadie
de por aquí quiere volverse un insecto, pero el campo de visión de estos
pequeños es simplemente admirable, ya que es mucho más amplio que el de un ser
humano. Sus ojos encorvados les permiten ver muchas cosas, lo cual les deja
reaccionar rápidamente ante distintas situaciones.
Lo que
los investigadores están tratando de desarrollar es un nuevo lente curvo que
expanda el campo de visión de las cámaras. Según uno de los diseñadores
principales, John Rogers, si logran crear este lente sería como tener una
versión de gama baja del ojo de un insecto.
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